lunes, 3 de noviembre de 2008

Eligiendo a nuestro líder





Escogeos hoy a quién sirváis . . . pero yo y mi casa serviremos a Jehová. -Josué 24:15Estas cosas os he escrito a vosotros que creTis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenTis vida eterna. -1 Juan 5:13 -->


Hoy millones de personas en los Estados Unidos darán su voto para elegir de entre una lista de candidatos a sus líderes políticos, incluyendo al Presidente. Después de meses de discursos de campaña, anuncios por la televisión y debates, cada votante tiene la oportunidad de decirle a un candidato: «Te elijo». No todos los favoritos ganarán, pero cada votante tiene una elección.
A diferencia de una elección política en la que manda la mayoría, cada uno de nosotros recibe la oportunidad de seleccionar a nuestro líder personal cada día. En la elección espiritual en lo profundo de nuestros corazones, nuestra elección se mantendrá sin importar lo que los demás decidan.
Después de muchos años en la Tierra Prometida de Canaán, el anciano Josué reunió al pueblo de Israel y emitió este desafío: «Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová» (Josué 24:15). En una gran respuesta colectiva, el pueblo dijo: «A Jehová serviremos» (v. 21).
Todos sirven a algún tipo de dios. ¿A quién elegiremos para que tenga el gobierno en nuestros corazones hoy? -DCM
Muchos verdaderos creyentes en Cristo están plagados de dudas en cuanto a su salvación. Aunque han venido a Cristo en arrependimiento y con fe, todavía se preguntan, «¿Realmente iré al cielo?»
Mi difunto esposo Bill a menudo contaba acerca de algo que le sucedió cuando tenía dos años. Un día, desobedientemente vagó de su casa y se perdió. Cuando sus padres se dieron cuenta que no estaba, salieron a buscarlo. Finalmente, para el inmenso alivio de todos, vieron a su niño lloroso y lo llevaron de vuelta seguramente a casa.
Días después, Billy escuchó a su madre contarle el incidente a un visitante. Cuando llegó a la parte cuando salieron a buscarlo, Billy comenzó a revivir la historia. «¡Mamá, mamá!» sollozó. «¿Y me encontraron?» Sorprendida y profundamente conmovida por la duda de su niño, lo abrazó y dijo, «¡Por supuesto mi hijito! ¿No te acuerdas de aquel feliz momento? Mira, ahora estás con nosotros, y nos aseguraremos de que siempre lo estés». Eso consoló a Billy, porque aceptó la palabra de su madre.
La carta de 1 Juan en el Nuevo Testamento fue escrita para darles a los creyentes la seguridad de la salvación. Dicha seguridad puede ser tuya cuando le tomas la palabra a Dios. —JEY
Cada día elegimos a aquel a quien seguiremos en la vida.
Pan Daro

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