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domingo, 11 de julio de 2010

Dia a Dia con El Señor By Ricardo Flores\


Libro para Caminar con Dios

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http://books.google.es/books?id=IlQT81TU4doC&lpg=PA4&pg=PA4#v=onepage&q&f=false

sábado, 21 de marzo de 2009

Toma tiempo con Dios


(un capitulo del libro: Trono de Gracia de Andrew Murray)

Debería ser el objetivo de cada cristiano apartar un poco de tiempo diariamente para una comunión quieta con Dios. Deberíamos vivir en una relación intima y constante con él, que en cada día tendría que haber un tiempo especial de quietud para estar a solas con él.

Necesitamos un periodo diario de comunión secreta, tiempo para volvernos de nuestras febriles actividades, en el cual podamos examinar nuestros corazones en su presencia. Tiempo para estudiar su Palabra con reverencia y temor santo. Tiempo para buscar su rostro y pedirle que se nos revele a sí mismo. Tiempo para esperar hasta que sepamos que él nos ve y nos escucha de manera tal, que podamos hacer que nuestras necesidades le sean conocidas por medio de palabras que vienen de lo profundo de nuestros corazones. ¡Tiempo para dejar que Dios trate con nuestras necesidades especiales, e ilumine nuestros corazones, tiempo de dejarnos ser llenados por su Espíritu!

¿Qué piensas: un cuarto de hora cada día sería suficiente para este propósito? Si no estás dispuesto a hacer los arreglos necesarios, no te sorprendas si tu vida espiritual se hace ineficiente.

La comunión con Dios debería ser tu prioridad. Si lo haces regularmente, aprenderás a valorarlo más y más. Pronto te sentirás avergonzado de que hubieron algunos momentos en los que pensaste que quince minutos serian suficientes.
Todo en la tierra requiere tiempo. Piensa en las horas en que un niño pasa en la escuela para prepararse para la vida. ¿Cuándo más deberíamos estar dispuestos a estar en la presencia de Dios, para prepararnos para la vida eterna? Busca pasar más tiempo con él, y su amor y luz llenaran tu corazón. La misma esencia de la religión yace en el pensamiento: Tiempo con Dios.

Necesitamos tomar tiempo para adorarlo, y asegurarnos de que estamos sintiendo su presencia. Dale tiempo para revelarse a tu vida. Luego adórale. Dios está en el templo: deja todo lo que se ponga delante de él, se haga con temor. Póstrate ante su presencia con la mayor reverencia. Aprópiate solo de él como tu Dios y Salvador, y alaba su nombre para siempre.

En cada nuevo día, Dios deberá llenar los pensamientos del creyente: “Dios y solo Dios, puede equiparme para el día”. Diariamente deberás confesar tu propia incapacidad y someterte a su autoridad con una fe como la de un niño. Es absolutamente necesario que te encuentres con el cada mañana, le des tiempo para revelarse a ti; y permitas que te guie durante el resto de la jornada.

Permíteme, Señor, tomar suficiente tiempo para ir tras aquello que tú deseas por sobre todo, y lo cual es también la cosa más importante para mi propia vida: conocerte y amarte con todo mi corazón.

Fermin IV



Andrew Murray (1828-1917) fue el hijo de misioneros escoceses en Sudáfrica. Se educó en la universidad de Utrecht, y fue pastor de las iglesias sudafricanas de Bloemfontein, Worcester, Ciudad de El Cabo y Wellington. Paladín del avivamiento sudafricano de 1860, Murray murió el 18 de enero de 1917.


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miércoles, 24 de diciembre de 2008

Orar en todo tiempo.


Unos años atrás, un anuncio de televisión enfocaba el rostro sonriente de una preciosa joven. Aparecía mirando hacia abajo y evidentemente ocupada con cierta tarea, aunque no se veía lo que hacía. Mientras desempeñaba su labor, ella oraba. El anuncio hacia énfasis en ocupar tiempo para orar, aunque tuvieran que desarrollarse otros deberes durante el día.

Cuando el movimiento de la cámara mostró un panorama más amplio, se vio claramente que la joven cambiaba el pañal a su bebé.

¡Qué hermosa ilustración acerca de lo fácil que es para nosotros hablar con el Señor! Tal vez le sea difícil apartar un tiempo, aun breve, cada mañana, pero en el transcurso de las veinticuatro horas del día, podemos con creatividad encontrar unos instantes y dedicarlos a Dios.

Murmuramos y rechinamos,
Nos enfurecemos y estallamos,
Hablamos entre dientes y rezongamos,
Nuestros sentimientos resultan dañados.
No podemos entender
Nuestra visión se nubla más y más,
Y todo lo que necesitamos es:
Tener un momento con Él.

La mayoría de nosotros estamos tan ocupados durante el día que se nos hace muy difícil apartar una porción de tiempo para orar, y no precisamente para una breve plegaria de gratitud, sino unos momentos de genuina comunicación con el Señor.

Dios anhela que tengamos este tiempo juntos, y nosotros lo necesitamos. Hay ocasiones para estar a solas con el Salvador, pero es necesario que con gran empeño las busquemos.

Tomado del libro: Amanecer con Dios

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