martes, 16 de septiembre de 2008

La Mente de Cristo

Hello ppl! Esto fue algo que escribí hoy en el devocional. Espero que sea de bendición para alguno de ustedes =) (es Cath por cierto xD)

“¿Quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?” Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.

1 Corintios 2:16

Como cristianos, debemos tener la mente de Cristo. Pensar como Él, que sus deseos sean los nuestros y nuestro propósito sea su propósito. Si tenemos la mente de Cristo, en nuestras ideas y en lo que decimos se debe reflejar que somos de Él. Pero qué implica tener la mente de Cristo.

Obviamente, para tener la mente de Cristo hay que conocerlo. Hay que saber cuáles son sus prioridades, que normalmente difieren de las nuestras. Esto sólo lo podemos hacer por medio de la Biblia. La Biblia es cómo un termómetro que mide nuestro carácter y nos dice que tan lejos estamos del carácter de Dios. Mientras más tiempo pasamos en la Palabra y nos hacemos preguntas, más transformamos nuestra mente de acuerdo a los pensamientos de Dios.


Romanos 12:2 dice, “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cual es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”.

Esto implica que si no renovamos nuestra mente para que sea cada vez parecida a la de Cristo, estamos amoldándonos al mundo. Nos estamos conformando a su manera de pensar. Y los principios que Dios establece en su palabra son contrarios a los del mundo. En el mundo las cosas cambian de valor constantemente. Lo que estaba mal ayer, hoy no está tan mal. Lo que está bien hoy, mañana puede ser condenado. Sin embargo, los principios de Dios son los mismos desde el inicio. Tener la mente de Cristo significa vivir por estos principios que se encuentran en Su Palabra.

Finalmente, no es posible tener la mente de Cristo sin la dirección del Espíritu Santo. Él nos alerta y nos dirige. Si decidimos depender de Él totalmente, Él nos guiará en nuestras decisiones y nuestras palabras, haciendo que éstas reflejen cada vez más la manera de pensar de Jesús.

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