miércoles, 15 de octubre de 2008

Un verdadero desperdicio


Lectura: Juan 12:1-8; Lucas 16:1-14

(Marcos 14:4) Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?

Dos hermanos estaban parados en la cubierta de un buque que estaba para salir al África. Uno iba a África como misionero. El otro había venido para despedirse pero desaprobó profundamente la resolución de su hermano. "Santiago es un tonto", dijo a su amigo. "Él está echando a perder su vida por causa de unos pocos negros en África; morirá en seis meses." Pasaron seis meses y el hermano que quedó en casa murió, mientras Santiago todavía continuaba predicando el evangelio a los africanos y centenares de ellos estaban entrando en el reino de Dios.
Ahora dime tú ¿cuál de los dos, en realidad, desperdició su vida?

Dios nos ha bendecido con dones, talentos y a veces con dinero y posesiones materiales. Tener estas cosas no es ni bueno ni malo. Lo que es bueno o malo es cómo las empleamos. Si utilizamos nuestras bendiciones para gastarlas solamente en nuestros deleites esto sí es malo. Un buen uso de todo lo que el mismo Señor nos ha dado es derramarlo sobre Él. O sea, utilizarlo para Su gloria y el avance de Su reino.

La Biblia dice que el perfume que María derramó sobre los pies de Cristo era muy, muy caro y que Judas Iscariote era aquel que tenía la queja principal de que era un desperdicio. ¡Pero la Biblia también nos dice que Judas era un ladrón! (Juan 12:6)

Esto me hace pensar ¿Cómo sería posible considerar como un desperdicio cualesquiera cosas que ofrecemos al Señor? Si derramamos nuestras vidas, nuestros bienes, nuestros talentos como una ofrenda en olor fragante sobre el Señor, solamente son los que tienen la mentalidad de Judas Iscariote, los ladrones y los que no aman al Señor con profunda gratitud (Lucas 7:36-50) que podrán quejar de esto y llamarlo un desperdicio.

Al pensarlo bien, todo lo que tenemos ya por si no nos pertenece, sino que pertenece al Señor. Entregarlo todo a Él es sencillamente darle lo que es indiscutiblemente Suyo. ¡Si no lo hacemos así, se podría considerar como un acto de robar a Dios de lo que es de Él! (Malaquías 3:8-12)

ENTREGAR TODA TU VIDA AL SEÑOR NO ES UN GASTO, SINO UNA INVERSIÓN.

(Marcos 10:29-30) Jesús dijo: En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.

Hno. Prince Parker

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