lunes, 18 de agosto de 2008

Cueva/Personaje Protestantes sobresalientes Henry Dunant


Henry Dunant nació el día 8 de mayo de 1828 en Ginebra, Suiza. Fue el primero de cinco hijos de una familia rica y considerada de profundas convicciones cristianas.
Fundador De la Cruz Roja (Cristiano que cambio al mundo con una idea)

En 1853 comenzó a trabajar en un banco.
Estaba convencido de que tenía el deber religioso de usar su capacidad para triunfar en los negocios y así poder usar ese talento y riqueza en favor de los necesitados.

Participó activamente en la fundación de la Alianza Mundial de Asociaciones Cristianas de Jóvenes (Y.M.C.A. por sus siglas en inglés) que se había creado en Londres.

En 1855, sugirió fundar una Asociación Mundial de la Alianza Universal de las Uniones Cristianas de Jóvenes, cuyos delegados se reunirían, cada año, en otro país de acuerdo a un turno establecido.
De esta suerte, la primera de dichas conferencias tuvo lugar en París en agosto de 1855.
Dunant aportó una contribución valiosa para que la Y.M.C.A. se convirtiera en el poderoso movimiento mundial que es hoy.

Además, fue el principal autor de la carta de la Y.M.C.A. Dunant se horrorizó al ver lo inadecuado de los servicios sanitarios militares y la agonía que sufrían los heridos durante la batalla de Solferino (Italia) que enfrentaba a Franceses y Austríacos.

Después de numerosas gestiones logró en 1864, en Ginebra, Suiza, sentar las bases de la Cruz Roja junto con los representantes de 17 países.
Esta entidad de auxilio para los heridos de guerra, sin distinción de nacionalidades, adoptó los colores de la bandera suiza pero invertidos: una cruz roja sobre un fondo blanco.
Sus esfuerzos ayudaron a crear la Conferencia de Ginebra (1863) y después la Convención de Ginebra (1864).
En 1901 compartió el primer Premio Nobel de la Paz.

Dunant vivió en Heiden, pueblo situado al Este de Suiza, casi en el olvido total. Así hubiera seguido hasta el final de sus días, si en 1895 un joven periodista no se hubiera dedicado a escalar las montañas próximas al poblado. Charlando con la gente del lugar supo que el fundador de la Cruz Roja vivía en el hospital del pueblo y como buen periodista concertó una cita y lo entrevistó.
Más de 30 años habían transcurrido desde la publicación de Recuerdo de Solferi no pero el público lo recordó.
El artículo de este periodista, llamado Baumberger, provocó una respuesta abrumadora. Dunant comenzó a recibir cientos de cartas y muchas visitas de viejos conocidos, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y Media Luna Roja del mundo eterno le rindieron homenaje. Finalmente en 1901 se acordó entregar a Henry Dunant el reconocimiento internacional más importante en mérito a sus obras.
El Comité del Premio Nobel le concedió el primer Premio Nobel de la Paz en unión de Fréderic Passy, por quien Dunant sentía gran respeto.

Murió a los 82 años, el domingo 30 de octubre de 1910.
Del hombre peculiar de Ginebra, cuya visión casi fue demasiado grande para su propio bien, nació un movimiento que hoy se extiende por todo el mundo; que ha llegado a millones de personas; que presta socorro por igual a civiles y a militares: una realidad aún más pode rosa que el sueño de Dunant.

Hoy, 133 años después de la fundación de la Cruz Roja, 186 naciones han firmado los convenios de Ginebra y existen 169 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y Media Luna Roja.
Ningún otro tratado en la historia de la humanidad ha alcanzado un número igual de signatarios, y no existe ninguna organización humanitaria que cuente con tantos miembros (127 millones) en tantos países.
Daniel E. Dañeiluk
http://biografas.blogspot.com/2006/11/lewis-carrol.html

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